Titulo estás reflexiones con la frase con la que mi madre iniciaba alguno de los cuentos que inventaba para mí, como un tributo a su memoria y como un típico inicio para resaltar el cierre de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), este sábado en Barquisimeto.
El libro tomó la palabra para juntar amigos de larga data y hacer nuevos amigos en estos espacios de la Biblioteca Pío Tamayo, que lleva el nombre del insigne poeta tocuyano, homenajeado póstumo en esta 18ava versión de la FILVEN y acompañado en el honor de los poetas Norys Saavedra, Antonio Urdaneta y Neibys Bracho.
Lo más puro del quehacer cultural larense se dio cita en todos los espacios; comenzando desde la entrada donde artesanos del mayor nivel nos mostraban sus detalladas creaciones con su expoventa de prendas exquisitamente elaboradas.
Justo al pasar la puerta de entrada nos esperaban las editoriales con sus mesones repletos de la magia de sus libros.
Al subir al primer piso los salones dedicados a la lectura y las consultas estudiantiles, se llenaban de amor y alegría con la presentación de obras de teatro, narradores orales y de autores presentando sus creaciones individuales y colectivas.
Comenzamos el jueves acompañando al hermano/amigo Félix Gutiérrez, en un conversatorio-taller sobre microrrelatos, desde su experiencia en el Laboratorio Permanente de Lectura y Escritura de Microrrelatos Zuaas. Esa primera aventura ya tiene cuatro libros en sus palmares y ha permitido pasarnos desde el constructor individual al colectivo. Además, enhorabuena al amigo Félix por su debut como escritor con el libro “Desaparecidos en el páramo”.
Tuve el privilegio de acompañar allí a mis hermanas y hermanos de la ruta latinoamericana de poesía, que con sagaz empeño vieron sus obras plasmadas en papel y tinta. El empeño de Digna con su “Historia de nueve hermanos” y el libro “Mujeres que luchan”, en el que 29 féminas y 4 caballeros enaltecimos la figura y la esencia de ese ser maravilloso, al que llamamos abuela, madre, tía, hermana, novia, esposa, hija, nieta o sobrina.
Yubrasca, con la antología de “Lara Versada” y Luis con el libro colectivo “Mujer con todas las letras”, dejaron reflejada en la alegría de los rostros de cada participante lo maravilloso de la palabra escrita.
Agradecido con ellos tres que me permitieron ser parte de su esfuerzo creativo con algunos de mis escritos.
También acompañé la presentación de los libros del nunca ausente, Carlos Ángulo, cuyo editor Néstor Curra, ese amigo de Carlos que es albacea de sus escritos y que desde su editorial Tinta, Papel y Vida, con el apoyo de Editorial Trinchera, nos brinda la oportunidad de leer a ese larense universal. Allí Carlos dejo en mano de sus panas Manuel Silva (Manolo) y Juan Carlos Murphy la presentación de sus dos recientes obras: “Síntesis de la prisa” y “Aquiles Nazoa o adagio del primer adiós”.
Tuvo Carlos el acierto de encomendarle a sus amigos del grupo Mestizo el amenizar la velada. Como es costumbre, Elías, Victor y Nielzen se valieron de su nutrido repertorio para el deleite de los amigos de Carlos que literalmente abarrotaron el espacio de la Sala Larense, que se quedó pequeño para la ocasión.
Hubo eventos a los que llegué tarde o no pude asistir dado que, fue tal la demanda de espacios que se traslaparon en los horarios, razón por la cual el personal de apoyo de la biblioteca se veía en la incómoda posición de decirnos que quedaban cinco minutos a los expositores, justo cuando la audiencia le había agarrado el gusto a la actividad, así me vi corriendo de una sala a otra para poder cumplirle a mis amigos.
A la obra “El capitán Centellea”, que honra al excelente escritor Daniel Montero y magistralmente adaptaba por la creativa directora Francia Ortiz, llegué justo cuando los aplausos daban fe de lo bien que lo habían hecho los actores y actrices de “poesía en escena” quienes contaron en su elenco con nuestra laureada Sylvia Mendoza.
Me nutrí de los excelentes comentarios del público asistente que me comprometen a asistir a la próxima puesta en escena.
Entré a otra sala repleta de niños y niñas de todas las edades, cuyas miradas estaban puestas en una hermosa mujer con cara de niña y ojos de enamorada que hilaba cuentos, canciones y risas, como un mago que con sus pañuelos multicolores va sacando conejos de su chistera. Risas y más risas envueltas en aplausos le dieron el mágico cierre a la obra de Flora Ovalles.
En el auditorio asistí a una breve pero sustanciosa exposición que realizó mi admirado amigo Carlos Ricardo Cisterna, quien disertó sobre la canción necesaria latinoamericana, en un vuelo rasante, su verbo apasionado y sencillo nos deleitó con el recuerdo de países, autores, cantautores e intérpretes que inmortalizaron las letras comprometidas de autores de todas las latitudes de nuestra América.
Dos jóvenes escritores larenses afines a nuestro proceso revolucionario fueron los encargados de cerrar el evento presentados por Valentina Vaduel de la editorial Vaduel cuyas obras, “Con qué Moral” del diputado Carlos Sierra, quien se basa en las historias cotidianas de ciudadanos ejemplares que con su accionar han impregnado de moral, principios y valores a nuestra ciudadanía.
La guinda del pastel le correspondió al joven David Gómez, con su obra “Organizar el vendaval”, un libro de contenido político y existencial dónde deja ver sus habilidades para combinar reflexión y poesía.
Gustavo Antonio Rosendo Orozco, el Poeta de La Vega