En el congreso mundial contra el fascismo, neo-fascismo y expresiones similares he constatado, con la fuerza de la realidad, que la camaradería, el internacionalismo y la amistad es un poderoso antídoto frente al fascismo. Vinieron a Caracas delegados de todo el mundo para sumarse a la creación de la Internacional Antifascista que el Presidente Nicolás Maduro a propuesto como instancia orgánica de acción contra las expresiones de violencia y horror que la extrema derecha y la burguesía en el mundo asume para doblegar los proyectos de caracter popular y revolucionario, asumiendo no solo las armas sino también las nuevas tecnologías de la comunicación.
No se trató únicamente de los foros de altísima calidad y moral que dieron ponentes como Jorge Rodríguez Gómez y Delcy Rodríguez Gómez (Venezuela), Juan Carlos Monedero (España), Abel Prieto (Cuba), Valeria Duarte (Bolivia), Andrea Vlahusic (Argentina) y Victor Ternosky (Rusia), fue también la mística, el abrazo, la solidaridad que se sentía en cada pequeño círculo de conversación donde compartían hombres y mujeres que encarnan las luchas de sus pueblos y asumen posiciones de vanguardia en sus movimientos. Fidel al llegar a Cuba con el objetivo de tomar el cielo por asalto desde la Sierra Maestra, se vio con 11 combatientes y 7 fusiles y mirando el horizonte auguró la victoria. Emulando a Fidel, nosotros podemos augurar la victoria frente al fascismo en Venezuela con más de 1200 militantes internacionalistas y antifascistas reunidos en Caracas, bajo la mirada de Bolívar y de Chavez y conducidos por Nicolas Maduro Moros, el cual ha expresado que “Haber reunido a más de 1.200 delegados de más de 95 países es un buen punto de partida para avanzar en un gran movimiento internacional contra el fascismo y el colonialismo que articule la fuerza para el mundo nuevo, para la democracia, la paz y la humanidad (…) Este congreso es una oportunidad para articular nuestras fuerzas y avanzar hacia un futuro mejor”.
En esta ocasión quiero incorporar a la reflexión una pintura de Roberto Matta, pintor chileno que nos permite interpretar el mundo a través de una estrella roja, pero sobre todo gráfica la alegría y el festejo de encontrarse en medio de una revolución. En la obra “El ojo del alma es una estrella roja” (1971) se expresa lo humano, son cuerpos que danzan sonrientes, se entrecruzan y se desdoblan, se reconocen iguales y levantan una guitarra como quien levanta una bandera. El artista pintó esta obra expresamente para la exposición “Homenaje al triunfo del pueblo” y aunque el protagonista no es Salvador Allende, él está ahí, es quizá la estrella roja o la sonrisa, una parecida a las que pudimos encontrar en las tribunas antiimperialistas que se levantaron al ritmo de la salsa en Caracas.
Refiriendose a su obra Roberto Matta expresó “Intento decir que se puede utilizar cualquier cosa para definir la afectividad. Es decir, estas cosas hechas un poco así con el material de los adobes están destinadas a inspirar confianza. El barro, el yeso, la paja son materiales que se parecen a las casas en que vive el pueblo”, Venezuela se parece a la patria de todos, por eso en este país somos todos ciudadanos y militantes de la revolución, sin distinción de idioma, raza o religión, nos une una idea: la humanidad viviendo con belleza, paz y justicia. La afectividad la definimos a través de nuestra militancia por esa causa, como si eso a lo que llamamos amor fuera la tierra en la que sembraremos y haremos nuestras casas.
La Internacional contra el fascismo, neo-fascismo y expresiones similares como instancias de reflexión y organización constituye un camino por el cual transitaremos para unir esfuerzos en virtud de hacer consciencia y sabernos respaldados en todo el mundo por líderes, movimientos sociales, intelectuales, artistas y partidos políticos. No permitiremos que se repita la historia de Salvador Allende, no volverán a bombardear nuestros sueños. En cambio, el ejemplo del compañero Salvador si permanecerá en nosotros y es inspiración para luchar contra el fascismo, pues los más de 40.000 muertos y desaparecidos chilenos en la dictadura son una expresión del odio imperialista y burgués, como lo es también el genocidio en Palestina y la promoción de la violencia en el marco de la guerra cognitiva.
El congreso continúa en otras latitudes y parten los delegados a sus países con un morral de tareas y compromisos, tantos como son las nuevas amistades que cultivamos. Nos queda seguir encontrándonos en la defensa de la Revolución Bolivariana, en la lucha popular que se da en cada país, en la reivindicación de los principios humanistas y socialista, y en cada tribuna antiimperialista que sea necesaria hacer para movilizar al pueblo en pro de la paz y la justicia. Lo decimos con la voz de Salvador Allende cuando se cumplen 51 años del golpe de estado que lo enfrentó a la muerte, es decir, al imperialismo “No se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
Por David Gómez
@davidgomez_rodriguez