Este lunes, la Unión Europea dio un paso significativo en su ofensiva contra Irán al anunciar una serie de sanciones por el presunto suministro de misiles balísticos y drones a Rusia, elementos clave en el conflicto con Ucrania; este paquete sancionador afecta a catorce entidades y personas, entre las que se destacan tres aerolíneas, en un movimiento que ha suscitado críticas por su naturaleza unilateral.
Las aerolíneas Iran Air, Saha Airlines y Mahan Air se encuentran en el centro de la controversia, acusadas de estar directamente involucradas en la “transferencia y suministro de vehículos aéreos no tripulados fabricados en Irán”, además, el viceministro de Defensa iraní, Seyed Ghalandari, también ha sido incluido en la lista de sancionados, debido a su supuesta supervisión de los programas de armamento del país.
Estas nuevas medidas, decididas por los ministros de Relaciones Exteriores de la UE durante una reunión en Luxemburgo, conllevan severas restricciones: los individuos sancionados se verán impedidos de ingresar a los países europeos y sus activos en el bloque serán congelados, por si fuera poco, las empresas iraníes tendrán prohibido realizar transacciones comerciales con firmas del viejo continente, lo que podría debilitar su presencia en el ámbito internacional.
Desde Europa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aplaudió estas sanciones en sus plataformas digitales, aunque las calificó de “necesarias pero insuficientes”; denunció el respaldo de Teherán a lo que calificó como una “guerra de agresión” de Rusia, subrayando la urgencia de frenar la colaboración entre ambas naciones.
No obstante, esta postura de la UE levanta banderas rojas sobre su consistencia, mientras sanciona a Irán, continúa brindando apoyo a Israel en medio de su conflicto con Palestina, lo que muchos ven como un doble estándar que podría fortalecer relaciones entre Irán y otras naciones que desafían la influencia europea.
Por su parte, el gobierno iraní rechazó de plano estas sanciones; Naser Kananí, portavoz del Ministerio de Exteriores, no dudó en calificar las medidas como “una continuación de las políticas hostiles de Occidente”, el funcionario reprochó que estas acciones se fundamentan en “acusaciones repetitivas, vacías y sin fundamentos”, ignorando lo que realmente sucede en la región de Asia Occidental.
De esta manera, se evidencia el creciente conflicto de intereses que rodea a la comunidad internacional en este turbulento escenario, mientras las sanciones se asientan como una herramienta crítica en la política exterior de la UE.
Con información de Nota de Prensa
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