En un giro sorprendente en el ámbito digital, el fiscal general de Kentucky, Russell Coleman, ha interpuesto una demanda formal contra ByteDance, la empresa matriz de la popular aplicación TikTok; en su reclamo, Coleman sostiene que la plataforma no solo está diseñada para provocar una adicción en sus usuarios, sino que también se utiliza para “explotar a los menores y dañarlos de otras maneras”, este caso se añade a las acciones legales lanzadas por fiscales generales de 13 estados estadounidenses, quienes coinciden en que TikTok representa un grave riesgo para la salud mental de la infancia y la adolescencia.
La demanda fue presentada ante el Tribunal de Circuito de Scott, y aunque ciertos aspectos del documento permanecen bajo “acuerdos de confidencialidad”, las alegaciones son contundentes, según el fiscal, la estructura de videos cortos y su reproducción automática facilitan que un usuario promedio se vuelva adicto en cuestión de minutos: “Todo lo que se necesita para enganchar a un usuario medio es que vea 260 videos…”; esta afirmación ilustra el progreso inquietante de la cultura de consumo rápido, con videos que pueden durar tan solo 8 segundos y que se despliegan en rápida sucesión.
Además, el informe menciona que la plataforma “acribilla” a los usuarios con recordatorios constantes que incrementan la dificultad de desconectarse, las consecuencias del uso de TikTok, según el fiscal, incluyen un “uso compulsivo de la aplicación”, incapacidad para autorregularse, efectos psicológicos negativos y una preocupante “pérdida de habilidades analíticas y de empatía”.
Coleman no se detiene allí: “TikTok es más que bailes de moda o videos divertidos. Es una herramienta especialmente diseñada para atraer a los menores, lo que provoca depresión, ansiedad, alteraciones del desarrollo y más”, este devastador diagnóstico de la red social ha encendido las alarmas sobre el bienestar emocional de la juventud.
En defensa de la aplicación, TikTok aseguró, a través de su portavoz Alex Haurek, que la compañía ha implementado múltiples medidas de seguridad para proteger a sus usuarios más jóvenes, incluyendo límites de tiempo de pantalla y configuraciones de privacidad ajustadas para menores de 16 años, sin embargo, la atención de Coleman se centra en asegurar que se detengan las “violaciones continuas” de la Ley de Protección al Consumidor de Kentucky.
La demanda marca un hito en la creciente preocupación por el impacto de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes, y plantea un debate urgente sobre la responsabilidad de las plataformas digitales en la protección de sus audiencias vulnerables.
La batalla legal podría abrir las puertas a un entendimiento más profundo sobre la necesidad de salvaguardias en la experiencia online de los menores.
Con información de Nota de Prensa
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