Yamandú Orsi y Álvaro Delgado disputarán el 24 de noviembre el balotaje presidencial de Uruguay. Orsi ganó la primera vuelta electoral de este domingo con 43,7% de los votos por la coalición de izquierda Frente Amplio, mientras Delgado le siguió con 26,9% por el gobernante Partido Nacional, según los resultados parciales de la Corte Electoral cuando ya había sido escrutado más del 95% de los sufragios.
Los expertos consideran incierto el resultado de la segunda vuelta entre ambos, pese a que Orsi y Delgado representan a los dos grandes bloques que dividen a los votantes uruguayos, en términos de políticas públicas esta es “una confrontación entre dos proyectos que tienen más en común que diferencias”, lo dice el politólogo Adolfo Garcé, profesor de la Facultad de ciencias sociales de la Universidad de la República, en Montevideo.
“Si muchas democracias del mundo se caracterizan por una competencia política polarizada y contrastes ideológicos notables, con izquierdas muy de izquierda y derechas muy de derecha, la elección en Uruguay entre Orsi y Delgado es un balotaje entre dos propuestas muy centristas”, señala el experto.
Si bien ambos tienen como padrinos políticos a líderes partidarios de carácter marcado y populares, como el expresidente Mujica y Lacalle Pou, respectivamente, ellos tienen menos carisma y comparten un estilo que prioriza el diálogo y la búsqueda de consensos antes que la confrontación con los adversarios.
Los dos reivindican esa forma de hacer política y mantienen desde hace tiempo un canal de comunicación directa donde, según Orsi, pueden decirse “cualquier cosa” porque se tienen confianza.
Sus propuestas de gobierno también tienen semejanzas, por ejemplo, señalan como prioridad el combate a la pobreza infantil que afecta al 20% de los niños menores de 6 años, el doble que entre la población general con acciones como la universalización de la enseñanza inicial o el aumento de las escuelas públicas de tiempo completo.
Ninguno plantea un giro radical para este país de 3,4 millones de habitantes, sino más bien cambios graduales que salvaguarden su tradicional estabilidad.
“Las transiciones pactadas, en etapas, han sido el soporte de nuestra democracia”, le explica la socióloga Mariana Pomiés, directora de la consultora local Cifra.
“Todos los candidatos que acá hicieron propuestas muy drásticas perdieron y cuando se volvieron a presentar tuvieron que moderar sus propias propuestas”, indica.
Orsi logró altos índices de aprobación como intendente de Canelones, mientras Delgado fue elogiado por su desempeño durante la pandemia de covid.
Pero el estilo moderado y hasta afable de ambos tendrá una prueba especial en esta segunda vuelta electoral.
Con información de Nota de Prensa
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