La escalada bélica entre Israel e Irán ha encendido las alarmas en los mercados internacionales, con el riesgo de una nueva crisis energética que podría golpear duramente la economía mundial.
Los recientes ataques israelíes, liderados por el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien afirmó que continuarán “durante el tiempo que sea necesario”, han generado temores de una inflación descontrolada y un alza sostenida en los precios del petróleo.
El conflicto, condenado por naciones como Rusia y China, ya ha impactado los mercados energéticos. Tras un ataque con drones a la planta de gas iraní de Fajr Jam, clave para el yacimiento South Pars, la extracción de 12 millones de metros cúbicos de gas quedó paralizada.
Irán, segundo en reservas mundiales de gas y cuarto productor de petróleo, es un actor crucial en el sector energético. El precio del crudo Brent, que alcanzó los 78 dólares por barril tras un incremento del 13%, se estabilizó en 74 dólares, pero expertos advierten que nuevos ataques podrían disparar aún más los costos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que “la inflación en las economías avanzadas aumenta aproximadamente 0,4 puntos porcentuales por cada aumento del 10 % en los precios del petróleo”. Para Venezuela, dependiente de sus exportaciones petroleras, este escenario podría significar un respiro temporal en ingresos, pero también mayores presiones inflacionarias internas.
Analistas internacionales comparan el impacto potencial con las secuelas económicas del conflicto Rusia-Ucrania, urgiendo a una desescalada para evitar un colapso global.
Con información de Nota de Prensa
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