El senador estadounidense Bernie Sanders ha denunciado firmemente que las amenazas de una intervención militar contra Venezuela no son más que una estrategia política diseñada para desviar la atención pública de los graves problemas que enfrenta Estados Unidos.
Según el legislador, mientras el discurso oficial se enfoca en la confrontación geopolítica, la población norteamericana sufre las consecuencias de un aumento descontrolado en los costos de vida, afectando principalmente el acceso a la salud, la vivienda y la alimentación.
Sanders calificó cualquier intento de iniciar un conflicto armado como una acción ilegal e inconstitucional, instando al gobierno de Donald Trump a cumplir con sus promesas de prioridad nacional y a resolver la precariedad de los servicios básicos antes de involucrarse en agendas externas.
Esta postura es respaldada por diversos analistas y sectores progresistas, quienes coinciden en que la retórica agresiva funciona como una cortina de humo mediática para ocultar el deterioro socioeconómico de la clase trabajadora y la inestabilidad política de la actual gestión.
En última instancia, Sanders sostiene que la verdadera urgencia reside en proteger los derechos civiles y frenar el encarecimiento de la vida en suelo estadounidense, advirtiendo que una escalada bélica solo profundizaría la crisis humanitaria y financiera que ya golpea a las familias de su propio país.
Con información de Nota de Prensa
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