Un escalofriante informe publicado este lunes en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) encendió las alarmas globales: Los microplásticos podrían poner en jaque las reservas mundiales de alimentos en las próximas décadas.
Según los científicos, la contaminación por estas diminutas partículas podría recortar entre un 4% y un 13,5% la producción de cultivos esenciales como maíz, arroz y trigo en los próximos 25 años, un golpe duro para la seguridad alimentaria del planeta.
El estudio detalla cómo los microplásticos sabotean la fotosíntesis, reduciéndola entre un 7% y un 12% en diversas plantas; esto se traduce en un impacto que podría afectar del 6% al 18% de los cultivos terrestres y del 2% al 12% de las especies marinas, como las algas, vitales para los océanos.
Los mariscos no escapan del peligro: su producción podría desplomarse hasta un 7%, trastocando ecosistemas acuáticos enteros que dependen de estas redes alimentarias.
Los investigadores no solo pintan un panorama sombrío, sino que advierten sobre una crisis mayor: Una fotosíntesis debilitada podría desencadenar una escasez de alimentos que deje a cientos de millones de personas en la cuerda floja.
“Si no actuamos ahora, en los próximos 70 a 100 años veremos daños ecológicos mucho más amplios”, sentenció Richard Thompson, biólogo marino de la Universidad de Plymouth, quien llamó a enfrentar de urgencia esta amenaza silenciosa.
El artículo pone el dedo en la llaga: Los microplásticos, omnipresentes en suelos y mares, no son solo un problema ambiental, sino una bomba de tiempo para la alimentación global; mientras el mundo digiere esta advertencia, la pregunta resuena: ¿hasta cuándo se postergará una respuesta contundente?
Con información de Nota de Prensa
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