La isla francesa de Mayotte, ubicada en el corazón del Océano Índico, enfrenta una creciente amenaza sanitaria tras la declaración oficial de una epidemia de chikungunya, según confirmó la Agencia de Sanidad Pública de Francia. Desde el pasado 26 de mayo, el territorio entró en “fase de epidemia”, ante la rápida propagación del virus, que ha encendido las alarmas en esta región ultramarina.
Entre el 2 de marzo y el 25 de mayo, las autoridades registraron cerca de 560 casos confirmados de chikungunya, con una curva de contagios que no da tregua. Este virus, transmitido por mosquitos, golpea con síntomas devastadores: fiebre alta, dolores articulares intensos, erupciones en la piel y náuseas, sin que exista un tratamiento antiviral específico para combatirlo. Los esfuerzos médicos se centran en mitigar el sufrimiento de los pacientes, mientras la población lidia con el impacto de esta crisis.
Pero Mayotte no está sola en esta lucha. La vecina isla de Reunión, también bajo bandera francesa, reporta desde enero una epidemia de chikungunya con más de 52 mil casos confirmados, un recordatorio de la ferocidad de este virus en la región. Como si fuera poco, las autoridades francesas alertaron sobre la presencia de dengue en Mayotte, con al menos 21 casos detectados desde inicios de año, añadiendo presión al sistema sanitario local.
La situación pone en jaque a las autoridades, que intensifican campañas para controlar la proliferación de mosquitos y proteger a la población. Este brote, que azota con fuerza el archipiélago, subraya la vulnerabilidad de las regiones tropicales frente a enfermedades transmitidas por vectores, un desafío que trasciende fronteras y exige respuestas urgentes.
Con información de Nota de Prensa
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