Tras la confirmación de los dos primeros casos de influenza A H3N2, variante K, en un hombre de 52 años y una menor de seis años, el Gobierno de Bolivia ha puesto en marcha un riguroso plan de aislamiento y vigilancia epidemiológica.
Aunque ambos pacientes se encuentran estables bajo cuidado ambulatorio, la detección ha validado la alerta preventiva emitida la pasada semana por el Ministerio de Salud, la cual busca anticiparse a un posible aumento de contagios y evitar el colapso hospitalario.
Las autoridades sanitarias enfatizaron que, si bien esta cepa posee una mayor velocidad de propagación, no registra niveles de letalidad superiores a otras variantes.
No obstante, se ha instado a la ciudadanía a mantener medidas de bioseguridad como el uso de mascarillas y evitar la automedicación, priorizando la vacunación disponible en centros públicos para mitigar complicaciones.
Actualmente, el sistema sanitario refuerza su logística de insumos y capacidad de respuesta en hospitales de alta complejidad para contener cualquier brote derivado de esta nueva presencia viral en el país.
Con información de Nota de Prensa
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