La exmandataria Cristina Fernández comunicó su intención de disputar la conducción del Partido Justicialista el aparato institucional del peronismo, de cara a las elecciones internas de noviembre y en medio de la acefalía que reina en la oposición al Gobierno. “Cristina no se resigna a dejar la conducción política”, dijo a un medio de comunicación el analista Sebastián Lacunza.
Cristina Fernández de Kirchner volvió al centro de la agenda política argentina. La exmandataria (2007-2015) y exvicepresidenta (2019-2023) se lanzó formalmente como aspirante a presidir el Partido Justicialista, el órgano institucional del peronismo. Después de haber renunciado a cualquier candidatura electoral en 2022, cuando fue condenada por corrupción, la líder opositora retoma la centralidad.
“Estoy dispuesta, una vez más, a aceptar el desafío de debatir en unidad porque si algo tengo claro también es que acá no sobra nadie (…) La unidad necesita dirección y proyecto para construir el mejor peronismo posible en una Argentina que se ha vuelto imposible para la mayoría de sus habitantes”, afirmó la dirigente a través de un comunicado.
Las elecciones internas previstas para el 17 de noviembre se inscribirán en un escenario signado por la acefalía en el peronismo. La conducción del partido está vacante desde la renuncia del expresidente Alberto Fernández (2019-2023), quien dimitió tras ser denunciado por violencia de género por la ex primera dama Fabiola Yañez.
La confirmación de Fernández llegó tras un atenuado “operativo clamor” impulsado por su círculo de dirigentes políticos más cercanos, a los que no se plegaron otros actores cruciales como gobernadores o sindicatos. “Quiero agradecer a todos los compañeros y compañeras las muestras de cariño y los mensajes de apoyo (…) Nunca he ocupado un lugar sin tener la certeza de estar capacitada para la tarea encomendada”, precisó la exmandataria.
El retorno de Kirchner la primera línea de la política argentina venía insinuándose desde hacía varias semanas Tras publicar una serie de cartas abiertas con marcadas críticas al Gobierno de Milei, pocos días antes del anuncio decidió volver a mostrarse en una recorrida por un barrio popular de La Matanza, una localidad insignia del conurbano bonaerense.
Sin embargo, todo indica que la exmandataria no estará sola en la contienda. Quien también se postuló a presidir el Partido Justicialista es Ricardo Quintela, gobernador de la provincia de La Rioja (oeste). La complejidad del escenario está dada por el respaldo a Quintela proferido por Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires (centro) y considerado un “hijo político” de Kirchner, de quien fue ministro de Economía (2013-2015).
El eterno retorno
“Esta es una jugada para conducir la estrategia de cara a las elecciones legislativas del 2025 o a las presidenciales del 2027. Cristina no se muestra dispuesta a dejar el poder al interior del peronismo”, dijo a al medio de comunicación el analista político Sebastián Lacunza.
“El peronismo atraviesa una crisis múltiple, y una de ellas es de liderazgo. Hasta hace un tiempo Cristina tenía la voz mandante, y de a poco pareciera haber ido menguando en virtud de sus propios movimientos”, precisó el experto.
La pérdida de centralidad aludida por Lacunza halla diversas causas. Acaso la principal sea la decisión de la propia exmandataria de anunciar en 2022 tras ser condenada por corrupción que no volvería a ser candidata en las elecciones venideras, en las cuales terminaría imponiéndose Javier Milei.
En aquel momento, la entonces vicepresidenta convocó a que otros dirigentes peronistas tomaran “el bastón de mariscal” para hacerse con el liderazgo del espacio. Dos años más tarde, el llamamiento se probó inconducente.
“A diferencia de otros años, hoy Cristina está desafiada en su liderazgo. De hecho, su candidatura no fue respaldada por una oleada de apoyos incontrastables del peronismo. De hecho, esta decisión se entiende a partir de la creciente autonomía de [el gobernador de Buenos Aires] Axel Kicillof”, aseguró Lacunza.
La situación del mandatario provincial es paradójica. Hasta hace poco, Kicillof era considerado el “heredero político” de Kirchner, quien lo había ungido como candidato a gobernador en 2019 (cargo para el cual fue reelecto en 2023. Sin embargo, en los últimos meses recibió una feroz embestida de Máximo Kirchner, el hijo de la expresidente, quien hizo públicas sus diferencias.
Todas las miradas apuntan por más precipitado que suene a quién logrará hacerse de la conducción de peronismo y de una eventual candidatura opositora para las presidenciales de 2027, máxime considerando que Kicillof no puede volver a ser reelecto gobernador, por lo que su salto a la contienda por la presidencia es esperable.
“La novedad es la emergencia de Kicillof, quien pese a sus bemoles ha adquirido un volumen político propio. Si acepta la sumisión, puede sacrificar su capital político, y por eso está forzado a romper con Cristina pero en el momento preciso, porque si no perderá todo su capital político”, apuntó Lacunza.
La disputa de poder
La principal novedad del actual escenario remite al hecho de que el poder de Cristina Fernández se vea abiertamente disputado. Según Lacunza, la postulación de Ricardo Quintela como aspirante a presidir el Partido Justicialista “muestra un cambio estructural, aunque aún hay que ver cuánta fuerza tiene la expresidenta para obturar su candidatura”.
“El activo de Quintela es que es un gobernador opositor a Milei desde el minuto cero, algo que no han hecho otros dirigentes. Que sea un candidato del interior del país fortalece su figura, pero también complica su armado nacional: gobierna una provincia pequeña y su figura no es demasiado popular en general”, consideró el analista.
Sin embargo, el experto precisó que “quienes intentaron retirar a Kirchner desde el peronismo no han logrado tener éxito. Ella es la líder insoslayable de más de un cuarto de la sociedad, sobre todo entre los más vulnerables, y es difícil de correrla de la escena”.
“Los Kirchner se han ocupado sistemáticamente de bloquear liderazgos alternativos con potencial propio. Esto ya lo hemos visto con el propio Alberto Fernández, quien nunca tuvo el apoyo incondicional de su vicepresidenta”, afirmó Lacunza.
De todos modos, la conducción del Partido Justicialista no implica el liderazgo total sobre el espacio. “El peronismo es un movimiento popular que excede al partido: su conducción institucional nunca ha supuesto necesariamente el liderazgo estratégico, aunque en el caso de Cristina sí sería esperable que sucediera, por el peso de su figura”, apuntó el analista.
Con información de RT
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