El pasado 6 de agosto, China lanzó su primer lote de satélites como parte de una ambiciosa megaconstelación destinada a proporcionar acceso global a Internet, asegurar franjas orbitales y mejorar la seguridad de datos; el cohete Long March 6A logró colocar con éxito 18 satélites en órbita terrestre baja, marcando el inicio del proyecto conocido como ‘Thousand Sails’ o ‘Mil Velas’ en español.
Sin embargo, a pesar del exitoso despegue, la etapa superior del cohete se desintegró poco después, creando una nube de escombros alrededor de la Tierra. Según el Comando Espacial de Estados Unidos (USSPACECOM): «La desintegración del cohete Long March 6A dio como resultado más de 300 fragmentos de escombros rastreables en la órbita terrestre baja».
Riesgos y Medidas de Seguridad
A pesar de la desintegración, no se han observado «amenazas inmediatas», y USSPACECOM continúa realizando: «Evaluaciones de conjunción de rutina para respaldar la seguridad y la sostenibilidad del dominio espacial», los «escombros rastreables» se refieren a cualquier objeto con un diámetro de al menos diez centímetros, además, la nube de escombros contiene numerosos fragmentos demasiado pequeños para ser monitoreados.
Audrey Schaffer, Vicepresidenta de Estrategia y Política de Slingshot, destacó la importancia de adherirse a las directrices de mitigación de desechos espaciales para reducir la creación de nuevos escombros; Schaffer subrayó la necesidad de contar con «sólidas capacidades de conocimiento del dominio espacial para rastrear y catalogar rápidamente los objetos espaciales recién lanzados y detectar posibles conjunciones».
Este incidente resalta los desafíos continuos en la gestión de desechos espaciales y la importancia de la cooperación internacional para mantener la seguridad y sostenibilidad del espacio.
Con información de Nota de Prensa
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