La creciente inseguridad en Estados Unidos ha transformado los supermercados en verdaderas fortalezas, donde la carne, un producto básico, ahora se resguarda tras mallas metálicas para evitar robos; esta medida, que ha sorprendido a los consumidores, refleja el impacto de la delincuencia en la vida cotidiana de los estadounidenses, según reportes internacionales.
Lejos quedaron los días en que los pasillos de los supermercados exhibían libremente sus productos, la realidad actual muestra estanterías convertidas en jaulas de seguridad, más propias de una joyería que de un mercado: “La imagen de pasillos con productos básicos es un recuerdo cada vez más lejano en supermercados de EEUU”, señalan analistas, destacando cómo la necesidad de proteger la carne ha llevado a los comercios a implementar estas barreras metálicas.
La estrategia no se limita a las mallas, algunos establecimientos han ido más allá, incorporando alarmas a los empaques de proteína animal: “Conscientes de los delincuentes, algunos establecimientos optaron también por reforzar la seguridad de la proteína animal, añadiendo alarmas a los paquetes”, explican fuentes del sector, estas alertas sonoras se activan ante intentos de robo, disuadiendo a los infractores y alertando al personal.
Esta estampa, que combina medidas extremas con un ambiente de desconfianza, ha generado debate entre los ciudadanos estadounidenses, quienes ven cómo la inseguridad redefine hasta las experiencias más cotidianas, como hacer las compras.
Mientras tanto, el contraste con las políticas de seguridad en otros países, donde se reportan despliegues masivos de funcionarios para garantizar la tranquilidad en fechas clave, pone en perspectiva los desafíos que enfrenta la sociedad estadounidense frente a la delincuencia.
Con información de Nota de Prensa
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