En un poderoso discurso pronunciado durante su audiencia general el miércoles, el Papa Francisco tomó una firme postura contra las legislaciones restrictivas que afectan a los migrantes, señalando que quienes promueven dichas leyes están cometiendo un “grave pecado”.
El líder de la Iglesia Católica enfatizó que muchos individuos que abandonan sus países natales lo hacen en búsqueda de un hogar donde puedan “vivir en paz” y tener “seguridad”, subrayó la necesidad de empatía y humanidad hacia aquellos que buscan mejorar sus condiciones de vida, afirmando que existen fuerzas que operan con “sistematicidad” para obstaculizar el camino de los migrantes.
“Hay que decirlo claramente: hay quienes trabajan sistemáticamente y por todos los medios para repeler a los migrantes, y esto, cuando se hace a conciencia y con responsabilidad, es un grave pecado”, indicó el Santo Padre, quien no rehúye la gravedad de su mensaje.
El pontífice también expresó su preocupación por los trágicos acontecimientos que han tenido lugar en el Mediterráneo, describiendo esta ruta como “un cementerio” en donde miles han perdido la vida en su intento de cruzar, Francisco argumentó que muchas de estas muertes podrían haberse evitado mediante la implementación de políticas de acogida y protección, en lugar de rechazos sistemáticos.
Las estadísticas respaldan su inquietud. Según el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Mediterráneo ha sido escenario del 60 % de las muertes de migrantes registradas a nivel global en 2023; en los primeros ocho meses de 2024, se han documentado 1,320 fallecimientos y desapariciones en esta peligrosa ruta, de los cuales 70 eran niños.
Con su voz alzándose por los derechos de los migrantes, el Papa Francisco reafirma el compromiso de la Iglesia de abogar por una mayor compasión y entendimiento en torno a un fenómeno que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Con información de Nota de Prensa
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