Caracas se encendió este sábado 12 de julio durante el esperado concierto 3D del dúo puertorriqueño Jowell y Randy en el Estadio Monumental Simón Bolívar, tras un traslado motivado por la desbordante demanda. Pero el verdadero protagonista inesperado de la noche no fue un artista internacional, sino un simpático vendedor local armado de una bandeja de tequeños calientes que se abrió paso entre el público y se convirtió en sensación viral.
El espectáculo, planeado originalmente para la terraza del CCCT, acabó brindando una sorpresa adicional: un verdadero “show dentro del show”; en un momento caloroso del concierto, el vendedor se subió al escenario improvisado entre la multitud para ofrecer sus antojitos, provocando risas, aplausos y estallidos de energía cada vez que anunciaba —con voz estridente y cordial— su “tequeño, bien suculento”.
Testigos relatan que, al ritmo de “Sensación del Bloque” y “B de Bellakeo”, su grito comercial rompía el coro de los fans, generando un contraste tan típico de nuestra idiosincrasia que pronto se transformó en estrella de memes y clips cortos en redes sociales.
El video se propaló en cuestión de horas, retratando al enfundado vendedor como representante del emprendedor criollo que, incluso en medio del perreo, busca ganarse la tarima —literal y figurativamente.
El dúo “Los Más Sueltos” se encargó de mantener el tono festivo, ofreciendo más de tres horas y media de show, con 65 temas y efectos multisensoriales que invitaron al público a “superarse a ustedes mismos” gracias a “tecnología 3D, efectos especiales, luces y tecnología”.
Además, Jowell compartió: “Nuestra meta es superarnos a nosotros mismos. Dejarles a ustedes en Venezuela el mejor show de reggaetón que hayan visto”, y exaltó el cariño que tienen por nuestro país: «Siempre nos preguntan: ¿a dónde quieren regresar? Y nosotros siempre decimos que es Venezuela, aquí hemos tenido nuestros conciertos más memorables”.
Mientras tanto, el vendedor de tequeños, con su caja bien surtida, siguió ofreciendo a los presentes, y su espontánea aparición terminó por robarle el foco a la megaproducción: más de 3 horas de puro perreo, lentes 3D de cortesía y una experiencia de Ciencia Ficción, Viejo Oeste, Cartoons, Horror y Navidad en vivo, pero también el sabor sabroso y callejero de un tequeño venezolano servido con actitud.
Esa fue la magia de la noche: un puente entre lo global y lo local, lo tecnológico y lo tradicional. Y aunque Jowell y Randy vinieron a encender la tarima, la chispa criolla la dio un humilde vendedor de tequeños que, sin querer, se convirtió en la sensación venezolana del concierto.
Con información de Nota de Prensa
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