16 de octubre de 2025

En EE. UU. mezcla de fentanilo y tranquilizante animal genera una epidemia de «zombis» adictos

Desde diciembre de 2023, Estados Unidos convive con una epidemia de «zombis», y es que adictos en todo el país sufren las consecuencias del consumo de drogas adulteradas con un tranquilizante de uso veterinario llamado xilazina, que provoca sobredosis y heridas grotescas, especialmente entre la población sin hogar.

Individualmente, tanto el fentanilo como la xilazina son fármacos potentes con riesgos y efectos secundarios propios. El fentanilo, un opioide sintético, es un factor clave en la crisis de opioides que afecta a países de todo el mundo. Se conoce por su extrema potencia, se estima que es hasta 100 veces más potente que la morfina. Si bien fue diseñado para uso médico en el tratamiento del dolor intenso, en la actualidad se produce de forma ilegal, a menudo se mezcla con otras sustancias y se distribuye en el mercado negro.

La xilazina, por su parte, proviene exclusivamente de la medicina veterinaria. Se emplea para sedar a animales grandes como caballos y ganado. Este fármaco se encuentra en un vacío legal: aunque fue aprobado hace 50 años por la FDA como analgésico de prescripción veterinaria, no está catalogado como sustancia controlada para animales ni para humanos, por lo que no está sujeto a una supervisión estricta. En consecuencia, no había llamado la atención de las autoridades federales por su desvío o abuso.

Al combinarse, el fentanilo y la xilazina crean una mezcla tóxica que provoca una extrema sensación de aquietamiento y desapego, además de agotamiento profundo, confusión y pérdida de conciencia, lo que deja a los consumidores en un estado de vulnerabilidad extrema, expuestos a agresiones y robos. Esta combinación se conoce en las calles como «tranq» o «tranq dope» (droga tranquilizante en español), debido a sus efectos sedantes.

La interacción entre ambas sustancias multiplica los riesgos, e incrementa la posibilidad de sobredosis y muerte. Asimismo, la droga causa lesiones que erupcionan, formando un tejido escamoso y necrótico llamado «escara». Sin el tratamiento adecuado, estas heridas a menudo derivan en amputación. Dado que la xilazina es un sedante y no un opioide, resiste los tratamientos estándar para revertir las sobredosis por opioides, como la naloxona.

El epicentro de la propagación de esta droga es la ciudad de Filadelfia, donde, en 2023, se reveló que el 38 % de los decesos accidentales por sobredosis de drogas se debieron a la xilacina.

«En el peor de los casos, las extremidades se autoamputan; literalmente, todos los tejidos blandos necróticos se desprenden del hueso», describe el cirujano ortopédico Asif Ilyas, investigador sobre el consumo de opioides en Rothman Orthopaedics y la Universidad Drexel de Filadelfia. Según el experto, en caso de lesiones moderadas o leves, es posible recuperar la extremidad, pero si se mantiene el consumo de la droga, el proceso de recuperación se detiene.

Con información de Nota de Prensa.

Foto Cortesía.

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