En un reciente revés de las fuerzas de la naturaleza, el huracán John, que el lunes pasado dejó un saldo trágico de al menos cinco vidas perdidas en México, ha resurgido como un ciclón en el océano Pacífico; las autoridades pertinentes, alertadas por el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de EE. UU., reportan que, a las 15H00 GMT de este jueves, el fenómeno se posicionaba a solo 90 kilómetros del puerto de Lázaro Cárdenas, en el estado de Michoacán, con vientos sostenidos que alcanzan los 120 kilómetros por hora.
Durante su habitual conferencia de prensa matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador actualizó a la nación sobre la situación y los daños ocasionados por el paso de John en la región de Guerrero: “En dos pueblos perdieron la vida cuatro personas, y una más en Acapulco (…). No fueron muchos los daños materiales, son 700 viviendas afectadas”, lamentó el mandatario.
El huracán, que azotó las costas de Guerrero como un intenso ciclón de categoría 3 según la escala Saffir-Simpson, dejó a su paso deslaves y derrumbes, evidenciando su devastadora fuerza; al parecer, después de debilitarse al tocar tierra el martes, sus remanentes decidieron regresar al océano, donde recobraron fuerza, según lo indicado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
De acuerdo con el último informe de esta Comisión, el fenómeno meteorológico “mantiene el potencial de lluvias muy fuertes a puntuales extraordinarias, vientos muy fuertes y oleaje elevado en costas del occidente, sur y sureste del país”.
Con pronósticos que sugieren una posible intensificación antes de tocar tierra nuevamente en Michoacán esta noche, la población se encuentra en estado de alerta.
El estado, que cuenta con un extenso litoral en el Pacífico, ha instado a sus habitantes a asegurar sus hogares y, en su caso, dirigirse a refugios designados para quienes se encuentren en áreas vulnerables, la memoria colectiva aún resuena con los estragos dejados por el huracán Otis en octubre del año pasado, un desastre de categoría 5 que arrasó Acapulco y cobró la vida de varias docenas de personas.
La población sigue atenta al desarrollo de este fenómeno y se prepara para enfrentar lo que pueda traer consigo este elefante meteorológico; la naturaleza una vez más nos recuerda su poder incontrolable, exigiendo siempre una respuesta adecuada y solidaria.
Con información de Nota de Prensa
Fotos Cortesía