Los ecos de la nostalgia y la tristeza recorren el mundo del entretenimiento tras la muerte del icónico actor James Earl Jones, quien falleció a los 93 años en su hogar del condado de Dutchess, Nueva York, según anunciaron sus representantes, hasta el momento, las causas de su deceso no han sido reveladas.
Nacido en Misisipi, Jones no solo se destacó por su extraordinaria capacidad actoral, sino que también fue un referente en la representación de actores afroamericanos en Hollywood; su inconfundible y profunda voz resonó en dos de los personajes más populares del cine: la voz original de Mufasa y Darth Vader.
Su carrera abarcó más de seis décadas, desde el teatro clásico hasta el cine contemporáneo, estableciéndose como una de las figuras más respetadas en la industria.
Reconocido con múltiples premios, entre ellos un Oscar honorífico y un Globo de Oro, el legado de James Earl Jones va más allá de sus logros individuales, su talento ha sido galardonado con el prestigioso reconocimiento EGOT, que abarca lo premios Emmy, Grammy, Oscar y Tony, adicionalmente, fue homenajeado con la Medalla de las Artes de EE. UU., un doctorado honorífico de Harvard y el Kennedy Center lo incluyó en su lista de honor en 2002.
Su carrera despegó en la década de 1950 en el Off-Broadway, donde comenzó a interpretar obras de Shakespeare. “Si no hubiera sido tartamudo, jamás habría sido actor”, solía afirmar, recordando sus inicios marcados por desafíos, después de su servicio militar en la Guerra de Corea, se trasladó a Nueva York, donde su vida se entrelazó con el arte y las adversidades que lo moldearon como profesional.
A lo largo de su trayectoria, participó en más de 120 películas y series, convirtiéndose en un pionero de roles protagónicos para actores afroamericanos en televisión; entre sus trabajos más memorables se encuentran títulos como: “La gran esperanza blanca” y “La caza del Octubre Rojo”, o el recordado “Thulsa Doom” de “Conan El Bárbaro”, aunque muchos lo recordarán especialmente por su voz, que dio vida a personajes emblemáticos sin necesidad de mostrar su rostro.
James Earl Jones, quien también fue un apasionado del teatro, dejó una huella imborrable en la cultura popular y en la vida de quienes crecieron con sus personajes, su fallecimiento marca el fin de una era, un recordatorio de la esencia de un artista que supo cautivar al mundo con su talento y su inigualable voz.
Con información de Nota de Prensa
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