El Papa Francisco celebró la Misa de Cena del Señor en la cárcel femenina de Rebibbia, ubicada en Roma, donde recordó la vocación de servicio y el perdón de Jesús, en su homilía, el Santo Padre destacó el gesto del lavatorio de los pies que Jesús hizo a sus discípulos, enfatizando que nos enseña el camino del servicio.
También mencionó la traición de Judas, y subrayó: “Jesús perdona todo, Jesús perdona siempre, sólo pide que le pidamos perdón”.
El Papa llegó a la cárcel y saludó a las mujeres presentes antes de colocarse junto al altar. Después de leer el Evangelio de la Última Cena, Francisco destacó la humildad de Jesús al lavar los pies de sus discípulos, mostrando su amor absoluto y enseñándonos a servir a los demás, también hizo hincapié en que Jesús perdona siempre y que depende de nosotros pedir perdón.
Al finalizar la homilía, el Papa realizó el rito del lavatorio de los pies, lavando los pies de doce reclusas de diferentes nacionalidades. La emoción era evidente en los rostros de las mujeres, la misa fue oficiada por monseñor Diego Ravelli y la celebración concluyó con palabras de agradecimiento de la directora del centro penitenciario.
Durante la visita, se entregó al Papa una cesta con alimentos elaborados por las mujeres de la cárcel, un rosario con los colores del arco iris y dos estolas confeccionadas por las internas. A su vez, el Santo Padre regaló un cuadro de la Virgen María a la cárcel de Rebibbia.
Este encuentro en la cárcel femenina de Rebibbia fue un recordatorio del llamado de Jesús a servir y a perdonar. El Papa Francisco invitó a todos a no cansarse de pedir perdón y a crecer en la vocación de servicio.
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