Con firmeza y un tono de indignación, el presidente Nicolás Maduro salió al ruedo este sábado para condenar la detención y deportación de migrantes venezolanos a cárceles en El Salvador, un hecho que calificó como un zarpazo a la dignidad humana.
“Las acciones de los gobiernos de Estados Unidos y El Salvador contra nuestros jóvenes trabajadores constituyen un acto de crueldad e injusticia, un secuestro cruel e indignante. Desde Venezuela, exigimos al gobierno de EEUU que cese la persecución y violación de los derechos de los migrantes venezolanos”, declaró el mandatario, apuntando directo a lo que considera una embestida discriminatoria contra su pueblo.
El Jefe de Estado no solo lanzó dardos contra Washington y San Salvador, sino que también señaló a sectores internos que avivan el fuego; en el ojo del huracán puso a María Corina Machado, figura de la extrema derecha, a quien acusó de aplaudir el traslado de estos venezolanos a prisiones salvadoreñas.
Según Maduro, detrás de estas medidas hay una campaña para pintar a los migrantes como criminales, una narrativa que rechaza de plano.
En medio del torbellino, el presidente anunció que la lucha ya está en marcha: un comité de familiares, junto a abogados y defensores de derechos humanos en El Salvador, afina estrategias legales para liberar a los detenidos.
“No descansaremos hasta que estos muchachos inocentes regresen a Venezuela”, prometió Maduro, dejando claro que su gobierno echará mano de toda la artillería diplomática para traerlos de vuelta.
Desde Caracas, el clamor por justicia cruza fronteras, con la esperanza de que pronto se abran las puertas de la libertad para estos venezolanos atrapados en el extranjero.
Con información de Nota de Prensa
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