En una madrugada de alta tensión, las fuerzas rusas lograron neutralizar una arremetida sin precedentes: 132 drones ucranianos fueron derribados en varias regiones del país, según informó este jueves el Ministerio de Defensa de Rusia.
El ataque, que se extendió desde la noche del miércoles, puso a prueba las defensas aéreas en un operativo que abarcó provincias clave y dejó un saldo no especificado, de numerosos daños y heridos.
El reporte oficial detalla que los explosivos voladores fueron interceptados con precisión: “54 drones se destruyeron en la provincia de Sarátov, 40 en la provincia de Vorónezh, 22 en la provincia de Belgorod, 9 en la provincia de Rostov, 3 en la provincia de Kursk, 3 más en la república de Crimea y uno más en la provincia de Lípetsk”; un total de 132 dispositivos que, de haber alcanzado sus objetivos, habrían sembrado caos en territorio ruso.
El gobernador de Sarátov, Román Busarguín, no tardó en alzar la voz; a través de Telegram, calificó lo ocurrido como una embestida histórica: “Sarátov y Engels han sufrido hoy el ataque con vehículos aéreos no tripulados más masivo de todos los tiempos”.
La magnitud del asalto dejó huellas visibles: un hospital, una escuela y más de 30 casas quedaron dañadas, mientras varias personas resultaron heridas en medio del fuego cruzado tecnológico.
La respuesta rusa, contundente y coordinada, evitó una catástrofe mayor, pero el episodio enciende las alarmas sobre la escalada del conflicto; desde Moscú, las autoridades mantienen la guardia en alto, mientras el eco de los drones abatidos resuena como un recordatorio de que la guerra está lejos de apagarse.
Con información de Nota de Prensa
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