La mesa de los estadounidenses está en jaque: la escasez de huevos ha puesto contra las cuerdas al gobierno de Donald Trump, que ahora mira hacia el exterior para llenar los platos de sus ciudadanos.
Lo que parecía un problema pasajero se ha convertido en una emergencia nacional, con precios disparados y una búsqueda desesperada de aliados dispuestos a tender una mano, sin embargo, el viejo continente no está jugando a su favor.
El intento de importar huevos desde Polonia, Finlandia y Dinamarca chocó contra un muro; estos países, contactados desde febrero de 2025, cerraron la puerta para proteger su propio abastecimiento y cumplir con las rígidas normas de la Unión Europea.
“Decidieron no proceder con las exportaciones para priorizar sus necesidades internas”, confirmó Polonia, dejando a Trump sin opciones en esa cancha; ante el portazo europeo, Turquía y Corea del Sur emergieron como los salvavidas inesperados.
La Unión Central de Productores de Huevos de Turquía ya pactó enviar 15.000 toneladas entre febrero y julio de 2025, mientras Corea del Sur también puso su grano de arena con exportaciones en marcha.
El panorama en Estados Unidos pinta sombrío; los huevos, un básico de la dieta diaria, han visto sus precios trepar un 65% en 2024, y los expertos advierten que el 2025 traerá un golpe adicional del 41%.
Con los consumidores al límite y el mercado tambaleándose, la ayuda de Ankara y Seúl busca ser un respiro temporal, pero la pregunta sigue en el aire: ¿Hasta cuándo podrá Trump depender de otros para resolver una crisis que no da tregua?
Con información de Nota de Prensa
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