En un audaz operativo que estremeció al mundo, Ucrania ejecutó un ataque sin precedentes contra la aviación militar rusa, destruyendo más de 40 aviones en aeródromos estratégicos que abarcan desde la frontera hasta las profundidades de Siberia.
El Presidente Volodimir Zelenski calificó la acción como “nuestra operación de mayor alcance”, asegurando que 117 drones fueron desplegados en una ofensiva que dejó pérdidas estimadas en 7.000 millones de dólares, según los servicios de seguridad ucranianos (SBU).
Los ataques, que alcanzaron bases como Diaguilevo, Olenya, Bélaya e Ivánovo, se llevaron a cabo con drones infiltrados clandestinamente en contenedores de transporte, ocultos en estructuras de madera.
El impacto de esta operación, que Zelenski destacó por la precisión de sus agentes que lograron salir “a tiempo” de territorio ruso, llega en vísperas de un nuevo intento de diálogo entre Kiev y Moscú en Estambul.
Las negociaciones, programadas para iniciar este lunes bajo la mediación de Turquía y la presión del Presidente estadounidense Donald Trump, buscan un cese al conflicto que ya supera los tres años; sin embargo, la escalada de tensiones, marcada por este ataque y la respuesta rusa, que calificó los incidentes como “actos de terrorismo”, pone en entredicho las posibilidades de un acuerdo.
Rusia reportó que varios de sus aviones militares “se incendiaron” y confirmó la detención de sospechosos, aunque no señaló directamente a Ucrania por el colapso de dos puentes en regiones fronterizas.
Por su parte, Kiev lamentó la pérdida de 12 soldados en un bombardeo ruso contra un campo de entrenamiento, lo que desencadenó la renuncia del comandante de las fuerzas terrestres ucranianas, Mijaíl Drapati.
En Estambul, la delegación ucraniana, liderada por el Ministro de Defensa Rustem Umerov, defenderá un “alto el fuego completo e incondicional” y exigirá la liberación de prisioneros y niños que, según Zelenski, fueron secuestrados por Moscú. Rusia, representada por el asesor Vladimir Medinski, lleva un documento que aborda “los aspectos de la superación de las causas profundas de la crisis”, en alusión a su rechazo a la expansión de la OTAN.
Sin embargo, el Presidente Vladimir Putin descartó una reunión directa con líderes ucranianos, lo que añade incertidumbre al proceso.
Mientras el mundo observa con cautela, este nuevo capítulo de hostilidades resalta la fragilidad de la diplomacia en un conflicto que sigue cobrando vidas y redibujando el mapa de las tensiones globales.
Con información de Nota de Prensa
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