Cada 8 de septiembre, se celebra en Venezuela la aparición de la Virgen María en Guanare de los Cospes al cacique Coromoto, líder de la tribu indígena que vivía en la región, instándole a participar del bautizo junto a toda su comunidad.
Según relata la historia, cierto día del año 1651, el Cacique de los indios Coromoto de las Tribus de los Cospes, en compañía de su mujer, se dirigía a una parte de la montaña donde tenía una tierra de labranza. Al llegar a una quebrada una hermosísima Señora de belleza incomparable, que sostenía en sus brazos un radiante y preciosísimo niño, se presenta a los dos indios caminando sobre las cristalinas aguas de la corriente. Maravillados éstos, contemplaban embelesados a la majestuosa Dama, que les sonríe amorosamente y habla al Cacique en su idioma, diciéndole que: “saliera a donde estaban los blancos para recibir el agua sobre la cabeza y así poder ir al cielo”.
El cacique se dispuso a obedecer a la hermosa señora y en el camino encontró a un español llamado Juan Sánchez, al que le contó lo sucedido y con el que acordó hacer lo que la Virgen le había pedido.
Pero el sábado 8 de septiembre de 1652, Juan Sánchez dispuso reunir a los indios que trabajaban en Soropo, para que se reunieran con todos sus compañeros y asistieran a los actos religiosos que se iban a practicar en el caney. Pero el cacique enojado reusó participar y decidió irse hacia su choza, lugar en el que la bella señora se le volvió a aparecer.
En su enojo el indio Coromoto quiso agarrar a la Virgen para que lo dejara tranquilo, pero lo que sucedió fue que la imagen desapareció dejando en la mano del cacique una estampilla con su imagen.
Esta Imagen, que mide 2,5 centímetros de alto por 2 centímetros de ancho, está expuesta para su veneración en la Basílica Menor Santuario Nacional de Nuestra Señora de Coromoto, construida en el lugar de su segunda aparición.
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