La ola de incendios forestales que azotó al estado de São Paulo la semana pasada ha dejado una estela de destrucción y pérdidas económicas significativas. Según cifras preliminares del gobierno, el sector agropecuario, pilar fundamental de la economía brasileña, ha sufrido daños estimados en 1.000 millones de reales (180 millones de dólares o 160 millones de euros).
Cerca de 4.000 propiedades rurales en 144 localidades se vieron afectadas por las llamas, causando estragos en cultivos, pastizales y infraestructuras. Los sectores bovino, azucarero, frutero y apicultor fueron los más perjudicados, lo que podría tener un impacto negativo en la producción nacional y los precios de los alimentos.
Ante la magnitud y la rapidez con que se propagaron los incendios, las autoridades sospechan de incendios provocados intencionalmente. La Policía Civil ha detenido a tres personas en relación con los siniestros ocurridos en diferentes localidades del estado.
El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales reportó un aumento exponencial de los focos de incendio en São Paulo, con más de 2.316 registrados entre el jueves y el viernes, una cifra casi siete veces superior a la del mismo período en 2023.
Las altas temperaturas, la baja humedad y las fuertes rachas de viento, combinadas con una prolongada sequía, crearon las condiciones para la propagación de las llamas. Esta situación no es exclusiva de São Paulo, ya que otros estados brasileños como Minas Gerais, así como importantes ecosistemas como la Amazonía y el Pantanal, también han registrado un aumento significativo de incendios forestales.
Las autoridades hacen un llamado a la población a extremar las precauciones y evitar cualquier actividad que pueda desencadenar incendios. Asimismo, instan a denunciar cualquier acto de vandalismo o negligencia que ponga en riesgo los recursos naturales y la seguridad de las comunidades.
Con información de Nota de Prensa
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