Este sábado fue solemnemente coronado el Rey Carlos III junto a su esposa Camila en una fastuosa ceremonia, única en Europa, que el Reino Unido no vivía desde hace 70 años.
El Rey, de 74 años de edad, y su esposa de 75 años llegaron a la Abadía de Westminster tras una breve procesión en carroza desde el Palacio de Buckingham.
Por su parte, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, colocó sobre la cabeza del monarca de 74 años la corona de San Eduardo, que no se había utilizado desde la coronación en 1953 de su madre, fallecida en septiembre del año 2022.
El acto contó con unos 2.300 invitados que presenciaron la ceremonia religiosa en la Abadía de Westminster, entre ellos la primera dama estadounidense Jill Biden, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y los reyes Felipe VI y Letizia de España, además de cientos de representantes de la sociedad civil británica.
Interrupción del grupo antimonárquico
Pese a la celebración, en su camino la pareja real también pasó ante las pancartas amarillas del grupo antimonárquico Republic, en las que se lee “No es mi rey”. Un grupo de estos activistas fue detenido cuando se preparaba para protestar. “Detuvieron a seis de nuestros organizadores y confiscaron cientos de pancartas, no nos dicen por qué los arrestaron ni dónde los tienen”, reseñan medios internacionales.
De la misma forma, se conoció que una veintena de miembros del grupo ecologista Just Stop Oil fueron detenidos y esposados en la zona. “Esto es algo que esperaríamos ver en Moscú, no en Londres”, denunció Yasmine Ahmed, responsable de la ONG Human Rights Watch.
Ritual milenario
Con la presencia de la persistente lluvia, miles de admiradores se agolparon en las calles de Londres, a lo largo del recorrido de la carroza real, para saludar a los monarcas.
“¡Que Dios salve al Rey Carlos!”, gritaron los asistentes dando apertura a la ceremonia con este reconocimiento, acompañado de una fanfarria de trompetas, después de que Carlos III y Camila, de 75 años, entraran vestidos con capas ceremoniales tras una breve procesión en carroza desde el Palacio de Buckingham.
Por otro lado, el Rey quiso una ceremonia más moderna y sencilla que la de su madre, en un contexto de grave crisis por el disparado coste de la vida, se utilizaron tres coronas engarzadas de diamantes, una para Camila y dos para Carlos III, debido a que la de San Eduardo solo se lleva en el momento preciso de la coronación.
Además, se usaron varios ropajes antiguos bordados con oro que el Rey usó en distintas fases de la ceremonia, tres cetros y un par de espuelas de oro.
Tras la ceremonia, los monarcas, acompañados por miles de militares y miembros de la realeza, regresarán en una nueva procesión al Palacio de Buckingham, donde junto a su familia saludarán a la multitud desde el balcón.
Por último, no se prevé que el príncipe Enrique aparezca con ellos, salvo que haya un gesto de reconciliación entre la familia y el príncipe, que lanzó duras críticas contra la monarquía, especialmente contra la Reina Camila y su hermano Guillermo.
Con información de Nota de Prensa