En un emotivo mensaje Urbi et Orbi este Domingo de Resurrección, el Papa Francisco alzó su voz por la paz, implorando el fin de los conflictos que ensombrecen el mundo y afectan a millones de personas.
Desde la Basílica de San Pedro, el pontífice llamó a la humanidad a renovar la esperanza en un futuro de concordia y solidaridad.
“Quisiera que volviéramos a esperar en que la paz es posible. Que desde el Santo Sepulcro se irradie la luz de la paz sobre toda Tierra Santa y sobre el mundo entero”, expresó el Papa, cuyas palabras fueron leídas por Monseñor Diego Ravelli.
Con profundo pesar, condenó el sufrimiento de israelíes y palestinos, el auge del antisemitismo y la crisis humanitaria en Gaza, urgiendo un alto al fuego, la liberación de rehenes y el acceso a ayuda humanitaria.
El líder de la Iglesia Católica extendió su preocupación al Medio Oriente, pidiendo oraciones por las comunidades cristianas de Líbano y Siria: “Exhorto a toda la Iglesia a acompañar con atención y con la oración a los cristianos del amado Oriente Medio”, enfatizó; también abogó por un acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán, y por soluciones diplomáticas en Ucrania que garanticen justicia y estabilidad.
El mensaje del pontífice no olvidó otras regiones en conflicto, como los Balcanes Occidentales, Yemen, y varias naciones africanas, incluyendo la República Democrática del Congo, Sudán, Sudán del Sur, el Sahel, el Cuerno de África y los Grandes Lagos. Para Francisco, la paz requiere respeto irrestricto a las libertades de religión, pensamiento y expresión, así como un desarme global auténtico.
“La luz de la Pascua nos invita a derribar las barreras que crean división y están cargadas de consecuencias políticas y económicas”, afirmó, instando a los pueblos a fortalecer la solidaridad y priorizar el desarrollo humano integral.
En un mundo herido por la violencia, el Papa renovó su llamado a la esperanza, invitando a la humanidad a construir un futuro de paz.
Con información de Nota de Prensa
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