La crisis entre India y Pakistán alcanzó un nuevo punto crítico tras el cierre de las compuertas de la presa de Baglihar, en el río Chenab, por parte de Nueva Delhi, una medida que restringe el flujo de agua hacia la provincia pakistaní de Punjab.
Esta acción, adoptada tras el atentado terrorista en Cachemira del 22 de abril que dejó más de 20 muertos, forma parte de un segundo paquete de sanciones con el que India busca presionar a Islamabad.
El gobierno indio, liderado por el Primer Ministro Narendra Modi, ha señalado “vínculos transfronterizos” en el ataque y prometió un castigo severo; entre las medidas implementadas se encuentran la suspensión del intercambio de correo, la restricción del espacio aéreo, la prohibición de buques pakistaníes en puertos indios y el veto a barcos indios en puertos de Pakistán.
Además, India condenó la reciente prueba del misil balístico Abdali de 450 km realizada por Pakistán, calificándola como un “acto imprudente de provocación y una peligrosa escalada”.
Un oficial indio aseguró que el corte de agua, aunque temporal, refleja la determinación de su país de actuar en todos los frentes; la decisión se suma a acciones previas como la supresión de visados, la expulsión de ciudadanos pakistaníes, la reducción del personal diplomático de Islamabad y el cierre de la frontera de Attari.
India también ha bloqueado canales de YouTube y periodistas pakistaníes, mientras ambos países han suspendido el comercio bilateral y cerrado su espacio aéreo a las aerolíneas del otro.
La tensión militar también se ha intensificado. Pakistán ha realizado ejercicios a gran escala con armamento moderno, mientras la Armada india refuerza su presencia en el Mar Arábigo con maniobras cerca de la costa de Gujarat.
Modi ha otorgado a las fuerzas armadas “completa libertad operativa” para responder al atentado, lo que eleva el riesgo de una escalada mayor.
En un giro que agrava el conflicto, India suspendió el Tratado de las Aguas del Indo de 1960, un acuerdo histórico que regulaba el reparto de los recursos hídricos entre ambas naciones; este movimiento, que corta por completo el flujo de agua desde la presa de Baglihar, ha encendido las alarmas en la región, donde las tensiones entre estas dos potencias nucleares amenazan con desbordarse.
Con información de Nota de Prensa
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