La capital italiana, Roma, será el escenario este sábado de una nueva ronda de negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, en un intento por reactivar el acuerdo de 2015 que busca limitar el programa nuclear iraní a cambio de aliviar las sanciones económicas.
El canciller iraní, Abás Araqchí, confirmó la cita, pero no ocultó su rechazo a las recientes medidas punitivas impuestas por Washington, que calificó como un obstáculo para el diálogo.
“El envío de este tipo de mensajes negativos entorpece cualquier avance”, advirtió Araqchí, criticando la estrategia de presión económica de EE.UU., que, según Teherán, busca socavar las posibilidades de un acuerdo justo.
Las conversaciones, facilitadas por Omán, se producen tras tres rondas previas, incluyendo una en Roma el pasado 19 de abril y dos en Mascate, aunque los avances han sido limitados por las tensiones bilaterales.
Desde que el presidente Donald Trump retiró a EE.UU. del pacto nuclear en 2018, Washington ha endurecido su postura hacia Irán, aplicando una política de “máxima presión” que incluye sanciones y amenazas de intervención militar.
Esta estrategia ha sido ampliamente cuestionada por la comunidad internacional, que aboga por una solución diplomática; por su parte, Irán defiende su derecho soberano a desarrollar un programa nuclear pacífico y rechaza las exigencias estadounidenses, como el abandono de su programa de misiles o la reconfiguración de alianzas regionales.
A pesar de los calificativos positivos que ambas partes han dado a los encuentros previos, las sanciones recientes y la retórica belicista de EE.UU. evidencian un intento de imponer intereses geopolíticos, según denuncian las autoridades iraníes.
Teherán, firme en su postura, apuesta por una vía negociada que respete su soberanía y descarta ceder ante lo que considera un “chantaje internacional”; el mundo observa con cautela este nuevo capítulo del complejo diálogo nuclear.
Con información de Nota de Prensa
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