Las calles de Panamá se encendieron este martes con el clamor de ciudadanos que, liderados por el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs), salieron a rechazar la presencia del jefe del Pentágono, Pete Hegseth.
La visita del Secretario de Defensa de Estados Unidos desató una protesta cargada de consignas y símbolos, donde el pueblo panameño dejó claro su mensaje: no quieren intervención extranjera en su tierra.
Con pancartas en alto y el grito de “sin lucha no hay victoria” resonando entre la multitud, los manifestantes intentaron llegar hasta la Presidencia para hacer escuchar su repudio no solo a Hegseth, sino también al presidente estadounidense, Donald Trump.
Sin embargo, un cordón policial frustró su avance, lo que llevó a los congregados a quemar una bandera de EE.UU. como señal de resistencia; en redes sociales, el Suntracs reafirmó su postura: “Panamá tiene memoria. Ni bases, ni tropas extranjeras. Ni tratados ocultos. ¡El canal es nuestro, la dignidad no se negocia! Llamamos a todas las organizaciones y al pueblo a mantenerse en pie de lucha”.
La chispa de esta movilización tiene raíces profundas, Hegseth, en declaraciones previas, había asegurado que su objetivo era trabajar con Panamá para “mantendremos el canal seguro y disponible para todas las naciones. Juntos recuperaremos el canal de Panamá de la influencia de China”.
Sus palabras, lejos de apaciguar, avivaron el rechazo de quienes ven en ellas una amenaza a la soberanía nacional; para los panameños, el canal no es solo una vía comercial, sino un símbolo de lucha histórica que no están dispuestos a ceder.
Desde Venezuela, donde la defensa de la soberanía también es bandera, esta protesta resuena como un eco de dignidad; Panamá, con su memoria viva, se planta firme ante las pretensiones extranjeras, recordándole al mundo que su destino lo escriben sus propias manos.
Con información de Nota de Prensa
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