En una mañana cargada de fervor y espiritualidad, el Malecón de Puerto Cabello, en el estado Carabobo, se convirtió en el epicentro de la Misa de la Bendición del Mar, una tradición que, con 163 años de historia, sigue uniendo a los carabobeños en un acto de devoción y gratitud.
Decenas de feligreses se congregaron este Domingo de Resurrección para orar por la resurrección de Jesús y bendecir las aguas que sostienen la vida de pescadores y trabajadores marítimos.
La eucaristía, una de las expresiones religiosas más antiguas de Venezuela, resonó con cánticos y plegarias que elevaron el espíritu de los presentes; el gobernador Rafael Lacava, quien acompañó a la comunidad en esta ceremonia, no ocultó su emoción al destacar el valor de esta celebración: “Nos hemos venido juntos a participar en esta hermosa misa que estuvo cargada de fe, esperanza y júbilo por nuestras tradiciones y por todas las cosas positivas que nuestro Señor Jesucristo nos ha dado”.
Lacava subrayó que la Misa de la Bendición del Mar trasciende lo religioso para convertirse en un símbolo de unidad entre los hombres y mujeres que dependen del mar y la comunidad que los respalda; esta ceremonia, profundamente arraigada en el corazón de Carabobo, no solo honra la labor de los trabajadores marítimos, sino que reafirma el legado cultural e histórico de una región que encuentra en su fe un motivo de fortaleza y esperanza.
Mientras las olas del Malecón acompañaban las oraciones, Puerto Cabello volvió a demostrar que su devoción es un faro que ilumina el camino de la tradición venezolana, uniendo generaciones en un mismo sentir.
Con información de Nota de Prensa
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