En un gesto de profunda esperanza, el Papa Francisco, quien se encuentra en proceso de recuperación de una seria afección respiratoria, se presentó a los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro al término de la misa del Domingo de Ramos, esta aparición marcó el inicio de la Semana Santa con una fuerte presencia del pontífice.
El Santo Padre, se mostró en la plaza en silla de ruedas y sin la necesidad de las cánulas nasales de oxígeno que había utilizado en apariciones recientes durante su convalecencia.
Desde el altar central de la plaza, donde saludó afectuosamente al cardenal argentino Leonardo Sandri, quien presidió la celebración eucarística en su nombre, Francisco expresó con voz breve pero clara: “Buen Domingo de Ramos, buena Semana Santa”.
A pesar de las recomendaciones médicas que sugerían un reposo de al menos dos meses, esta significativa aparición se suma a otras tres salidas públicas que el Papa ha realizado desde su alta del Hospital Gemelli de Roma el pasado 23 de marzo, incluyendo una recepción sorpresa a los reyes Carlos y Camila del Reino Unido.
Mensaje de Francisco:
Aunque el Papa Francisco no pudo presidir la misa ni pronunciar personalmente la homilía, su profundo mensaje fue transmitido a los fieles a través de la lectura realizada por el cardenal Sandri, vicedecano del colegio cardenalicio. En sus palabras, el Santo Padre exhortó a la comunidad católica a “tender la mano al que ya no puede más” y a convertirse en “cireneos los unos para los otros”, en clara referencia a Simón de Cirene, quien ayudó a Jesús a cargar la cruz.
“La pasión de Jesús se vuelve compasión cuando tendemos la mano al que ya no puede más, cuando levantamos al que está caído, cuando abrazamos al que está desconsolado”, señaló el mensaje papal, invitando a los fieles a vivir la Semana Santa con un compromiso tangible: “Decidamos durante la Semana Santa cómo llevar la cruz; no al cuello, sino en el corazón”.
En su reflexión sobre la figura del Cireneo, el Papa Francisco destacó que “Jesús sale al encuentro de todos, en cualquier situación” y cuestionó a los creyentes sobre si reconocen “a los cireneos que llevan la cruz de Cristo” en los rostros “desgarrados por la guerra y la miseria”.
La homilía concluyó con una poderosa reflexión sobre el significado trascendental de compartir el sufrimiento: “Frente a la atroz injusticia del mal, llevar la cruz nunca es en vano, más aún, es la manera más concreta de compartir su amor salvador”.
La presencia inesperada del Papa Francisco en el inicio de la Semana Santa ha sido recibida con profunda emoción y esperanza por los fieles de todo el mundo, reafirmando su compromiso y cercanía a la Iglesia a pesar de sus quebrantos de salud.
Con información de Nota de Prensa
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