La noche del miércoles se tiñó de luto y caos en el centro de la capital colombiana tras el estallido de una granada que segó la vida de al menos tres personas y dejó a nueve más heridas en el barrio San Bernardo.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, confirmó el suceso que estremeció a los habitantes de la Calle 3 con Carrera 10, un punto que, según las autoridades, se ha convertido en campo de batalla de bandas criminales.
A través de su cuenta en X, Galán relató que “un nuevo artefacto explosivo contra una aglomeración de personas en la Calle 3 con Carrera 10” desató la tragedia, dejando “3 muertos y 9 heridos”; sin rodeos, el mandatario señaló el origen del ataque: “Una confrontación que existe entre dos grupos delincuenciales organizados”, identificados como “Los Venecos” y “Los Costeños”, quienes se disputan a sangre y fuego el control de esta zona estratégica de la ciudad.
El estruendo de la granada no solo quebró la calma de la noche, sino que puso en evidencia la guerra silenciosa que libran estas organizaciones en el corazón de Bogotá; ante el horror, Galán anunció medidas contundentes: “intensificar la presión sobre las bandas que allí operan (…) para lograr la captura de sus cabecillas”, además, aseguró que su administración trabaja sin descanso en la “recuperación” de un sector que, por años, ha sido rehén del crimen.
La explosión, que dejó cuerpos tendidos y gritos de auxilio en el asfalto, ha encendido las alarmas entre los bogotanos, quienes exigen respuestas y seguridad; mientras las autoridades avanzan en la cacería de los responsables, el eco de la detonación resuena como un recordatorio de que la paz, en estas calles, sigue siendo un anhelo esquivo.
Con información de Nota de Prensa
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