El ring de la guerra comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) se calienta con un nuevo golpe del presidente Donald Trump, quien este jueves amenazó con clavar aranceles del 200% a los vinos, champanes y licores europeos.
El ultimátum es claro: o Bruselas baja el telón de su impuesto del 50% al whisky estadounidense, o los anaqueles del Tío Sam se blindarán contra las botellas del viejo continente.
Desde su trinchera en Truth Social, Trump disparó sin rodeos: “La Unión Europea, una de las autoridades fiscales y arancelarias más hostiles y abusivas del mundo, creada con el único propósito de aprovecharse de Estados Unidos, acaba de imponer un arancel del 50% al whisky”.
Y no se quedó en lamentos; contraatacó con una promesa de revancha: “Si este arancel no se elimina de inmediato, EEUU impondrá en breve un arancel del 200% a todos los vinos, champán y productos alcohólicos procedentes de Francia y otros países representados por la UE. Esto beneficiará enormemente al sector del vino y el champán en EEUU”.
La jugada responde a la reciente embestida de la UE, que, en retaliación por los aranceles de Trump al acero y aluminio, apuntó su artillería fiscal al bourbon de Kentucky, los jeans Levi’s y las motos Harley Davidson, íconos yanquis que ahora pagan el precio de la pelea.
Pero Bruselas no se achica: “Sí, estamos preparados venga lo que venga”, lanzó el portavoz Olof Gill, quien, desde la Comisión Europea, dejó claro que “nos hemos estado preparando durante más de un año”; con tono conciliador, pidió a Trump “que revoque inmediatamente los aranceles impuestos” y abogó por negociar, pues “la Unión Europea quiere evitar aranceles en el futuro, ya que no traen más que pérdidas como resultado y queremos centrarnos en resultados ganadores”.
Mientras Europa afina su estrategia, sustituyendo soja gringa por la de Brasil o Argentina, Trump dobla la apuesta en una pulseada que huele a barriles y viñedos. ¿Cederá Bruselas ante el magnate de la Casa Blanca o veremos un brindis amargo en ambos lados del Atlántico? El reloj sigue corriendo y el próximo sorbo podría ser decisivo.
Con información de Nota de Prensa
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